DISCO DE LA SEMANA: Sufjan Stevens - Carrie & Lowell
El multiinstrumentalista alcanza el nivel de su obra maestra de hace diez años, esta vez con una forma mucho más sencilla pero más personal.
Es extraño encontrar un álbum como Carrie & Lowell en estos días. Sufjan Stevens ha logrado lo que pocos apenas habían intentado en esta década: hacer un disco de cuatro estrellas sin mayor innovación, solo a punta de canciones sencillamente hermosas. Después de todo, como lo describe el genio de Michigan, este no es su proyecto de arte, es solo su vida.
El último disco de Sufjan Stevens es una obra sincera sobre su difícil infancia y sobre cómo fue conociendo la alegría y la oscuridad del amor tras sufrir el abandono de Carrie, su madre, quien nunca desapareció completamente. Es entonces el reciente fallecimiento de esta una explicación parcial del abrupto cambio en el sonido de Stevens desde The Age Of Adz, su gran disco anterior, donde el músico explotó la electrónica y consiguió un experimental chamber pop. Ahora, el artista deja atrás sus incursiones ambiciosas para realizar el que quizás sea su proyecto más personal. En Carrie & Lowell, Stevens toca la música más sencilla de su carrera, un folk de cantautor basado principal-mente en su guitarra de palo. Algo así ya había presentado en canciones como "John Wayne Gacy Jr.", de su obra cumbre Illinois, pero raramente en un disco entero.
Si bien Sufjan Stevens había intentado aferrarse al folk en su debut de hace 15 años, A Sun Came, hay una diferencia abismal entre dicha obra novata y el tremendo disco que acaba de lanzar. En Carrie & Lowell se nota la experiencia de un músico que, con el respaldo de obras en su haber como Seven Swans o Michigan, no necesitaba otro disco de esta calidad para demostrar su valía. Con este álbum, Stevens parece una especie de Paul Simon en la era Indie, de esos capaces de crear canción tras canción sin variar de estilo pero sin perder la magia. Su olfato para la instrumentación se hace nuevamente evidente a pesar de la simpleza de sus temas, debido a pequeños arreglos en ratos precisos, como en la mitad de "Should Have Known Better", donde Stevens aplica una melodía más electrónica para agregarle su típico estilo chamber a un folk que hasta el momento solo había utilizado guitarras.
En un catálogo de tanto nivel como el de Sufjan Stevens, es excelente dar con la noticia de que el artista no ha alcanzado su tope aún. Con Carrie & Lowell, tenemos un disco que, si no iguala, al menos se acerca mucho a aquella obra maestra del 2005 llamada Illinois. De hecho, desde que yo empecé a escribir reseñas de discos actuales a mediados del año pasado, este es el mejor que me ha tocado recomendar. No quiero poner tanto énfasis en esto porque sé que cierto rapero también ha lanzado una obra estupenda hace poco, pero igual cabe resaltar mi alegría por encontrarme con un álbum de la magnitud de Carrie & Lowell, que ya debe estar en el Top5 de los 2010s hasta ahora.
Puntaje: 3.95 / 5