La otra Queen B
CRÍTICA: Björk - Vulnicura
Did I love you too much Devotion bent me broken So I rebelled Destroyed the icon
Boquiabierto. Un disco más en el catálogo de Björk y una razón más para arrodillarse ante su fantástica trayectoria. Hasta el MoMA (Museum of Modern Art) de Nueva York prepara ahora una exhibición que revisará todos los trabajos de la cantante, desde su genial Debut hasta Biophilia. El que no será incluido es el nuevo álbum, Vulnicura, ya que está recién salido del horno y estudiar su importancia tomaría mucho más que el tiempo que queda para el evento (Marzo). Vulnicura es el mejor trabajo de Björk en más de 10 años, pero es su temática la principal razón de su buena acogida.
La ruptura de la relación sentimental entre Björk y Matthew Barney fue un golpe durísimo para la islandesa. No hay duda de eso luego de escuchar Vulnicura, que narra una historia que empieza con el deterioro del amor y termina con la recuperación anímica. La grandeza del disco radica en que también logra transmitir esa cadena de emociones por medio de la instrumentación, a diferencia de las típicas baladas que dejan todo en manos de la letra. Björk utiliza nuevamente el juego de cuerdas y marcas de tiempo asimétricas de sus discos pasados, pero esta vez lo explota mucho mejor para crear una atmósfera coherente con sus letras.
Vulnicura es incluso un poco sensual. El arranque con "Stone Milket" crea el contraste perfecto con su lírica, que reclama "atención y respeto emocional". Otro ejemplo se da en "History of Touches", una retrospectiva de Björk sobre los encuentros carnales con su ex-pareja (rara vez la islandesa había sido tan explícita como aquí), que toman un nuevo significado cuando la relación parece llegar a su final. Luego viene una serie de canciones, encabezada por la sufrida "Black Lake", que muestran todo el vacío, "tragedia" en las propias palabras de Björk, que predomina tras la separación final.
El aire de ánimo de la última parte del álbum se consigue gracias al mayor protagonismo de los beats, muertos durante gran parte de la sección trágica. La esperanza de Björk no se representa por los típicos acordes predecibles, sino por pequeñas muestras de Glitch (o Click and Cuts), sonidos electrónicos intermitentes que ya estaban presentes en los últimos discos de su repertorio. Aquí se termina de confirmar el dominio de la islandesa en el género del Art Pop. Con un tema tan desperdiciado en la industria musical como es el desamor, Björk consigue sacar provecho a sus días grises y hacer un disco que brilla por su honestidad. Después de todo, el arte sirve para expresar lo que uno realmente siente, y eso es algo que la islandesa entiende perfectamente.
PUNTAJE: 3.6 / 5